La adolescencia es una etapa de importantes cambios, tanto a nivel física, emocional, social y de la construcción de la identidad. No es un proceso fácil, y puede venir acompañado de irritabilidad, conflictos familiares, discusiones frecuentes, dificultad para gestionar las emociones, así como una pérdida de motivación en los estudios, las relaciones o las actividades que antes disfrutaban. A pesar de que estas señales parezcan “rebeldía” sin más, o que el adolescente “no quiere esforzarse”, en muchos casos, detrás existe un malestar emocional: ansiedad, tristeza, estrés o necesidad de autonomía y dificultad para expresarse.
En Kommit Psicología Montecarmelo ayudamos a adolescentes y familias a comprender qué está pasando, mejorar la comunicación y recuperar el bienestar emocional.
Los problemas emocionales y de conducta en adolescentes no son una única dificultad, sino un conjunto de formas de expresar el malestar interno.
A menudo, el adolescente no sabe poner en palabras lo que siente y este malestar se manifiesta a través de cambios en su comportamiento, como:
Enfados frecuentes.
Respuestas desafiantes.
Aislamiento.
Pérdida de motivación.
Cambios bruscos de humor.
Estos comportamientos surgen como un intento de adaptarse a situaciones que le superan: dificultades académicas, relaciones con sus iguales, el desarrollo de su identidad, los cambios corporales, la influencia de las redes sociales o la presión por cumplir las expectativas externas.
La conducta es el lenguaje visible de un malestar emocional interno.
No siempre es fácil distinguir qué es “propio de la edad” y qué requiere ayuda, sin embargo, la presencia, de manera frecuente de estas señales pueden indicar problemas emocionales:
Reacciones intensas (gritos, protestas, retos) ante pequeños conflictos que, antes se resolvían rápidamente, sensibilidad ante las situaciones aumentada, enfados frecuentes o sensación de “estar a la defensiva” de una manera continua.
En la adolescencia, es normal pasar más tiempo solo, querer estar en la habitación. Es su espacio seguro, pero si se evita en gran medida el contacto familiar, se abandonan actividades que antes eran placenteras o se pasa mucho tiempo a solas o con el móvil, pueden ser señales de dificultades emocionales.
Dificultad para expresar emociones
Cuando existen problemas emocionales, son usuales los silencios, respuestas como “no sé”, bloqueo emocional ante conversaciones sobre cómo se siente o sobre situaciones que están siendo difíciles para el adolescente. Tiende a evitar estas conversaciones y, en ocasiones, la única forma de expresar su tristeza, su miedo, es a través del enfado.
Otro de los síntomas visibles en los problemas emocionales son los cambios en el área académica. Cuando el rendimiento empieza a disminuir: las notas bajan, aparece dificultad para atender en clase, procrastinación, desinterés por las tareas, sensación de no poder con las exigencias o no querer ir al colegio, puede ser un indicativo de dificultades emocionales que hay que abordar.
El área social cobra una gran importancia en la adolescencia. Es normal que el adolescente esté preocupado por encajar con sus iguales, e incluso que surjan conflictos con amigos, pero pueden existir problemas emocionales cuando los conflictos se intensifican, o la mayoría de sus acciones van dirigidas a la búsqueda de aprobación del grupo renunciando a su identidad, sus necesidades o sus límites
La aparición de síntomas físicos que se somatizan en el cuerpo como dolores de estómago, de cabeza, tensión, alteraciones del sueño… también son una señal a tener en cuenta.
Si reconoces en tu hijo o hija estas señales, se están manteniendo en el tiempo y afectan a su vida diaria, es importante pedir ayuda.
Los problemas emocionales y conductuales generalmente no dependen de una única causa. Suelen aparecer por la combinación de varios factores:
Desarrollo físico: El cambio hormonal y físico tiende a dar lugar a un incremento de la sensibilidad ante las emociones y una mayor irritabilidad.
Búsqueda de identidad y autonomía: Este es un proceso crucial y a la vez muy complejo en la adolescencia, y puede ir aparejado de emociones difíciles de gestionar: miedo, ansiedad, incertidumbre, frustración…
Mayor autocrítica y presión interna por “ser suficiente”: El desarrollo del cerebro permite pensar más en profundidad en conceptos abstractos. El deseo de encajar, de cumplir expectativas puede ir acompañado de presión por estar a la altura y ser suficiente ante las demandas que plantea el mundo.
La dificultad de integrar y adaptare a estos cambios puede derivar en problemas emocionales, que si no se expresan y afrontan adecuadamente tenderán a manifestarse en forma de problemas de conducta.
Presión académica: A medida que avanzan los cursos escolares, las tareas académicas que el adolescente tiene que enfrentar son mayores: más exámenes, mayor complejidad, presión por llegar a una calificación determinada para su futuro… lo que influye en la aparición de malestar emocional.
Redes sociales: Sin duda las redes sociales son una parte importante de la vida del adolescente. Les permite estar conectados con sus amigos y compañeros, pero esto es un arma de doble filo, puesto que la comparación se hace constante. Esta comparación no es solo con sus iguales, sino que se abre a cuentas de todo el mundo, lo que puede intensificar el miedo a no ser suficiente ni encajar. Además, el diseño de las redes sociales invita a utilizarlas de manera frecuente, lo que puede convertirlas en una manera de evitar lidiar con emociones desagradables para el adolescente.
Expectativas sociales: La importante necesidad de ser aceptado en el grupo puede crear unas expectativas sobre cómo el adolescente cree que tiene que ser, o actuar. Estas expectativas pueden tornarse irreales o inalcanzables generando frustración, ansiedad o miedo.
La familia juega un papel muy importante en el mundo emocional del adolescente. Dinámicas que pueden generar falta de espacios seguros para hablar sobre sentimientos, pensamientos o ideas o depositar unas expectativas desajustadas pueden suponer mayor riesgo para dificultades emocionales.
La conducta del adolescente es siempre un intento de adaptarse a lo que vive, incluso cuando parece contradictoria.
En Komit Psicología, el abordaje de los trastornos de la conducta no solo se centra en “eliminar conductas”, sino en comprender qué papel están cumpliendo en la vida del adolescente. Como hemos dicho, la conducta es un intento de adaptarse a las situaciones que está viviendo. Comprender qué emoción hay detrás permite ayudar al adolescente a poder expresarse y regularse de una manera más adaptativa.
La terapia se adapta a cada adolescente y tiene los siguientes objetivos.
Evaluar y comprender qué está ocurriendo
El proceso comienza con una evaluación psicológica para entender qué factores están contribuyendo en los síntomas conductuales y cuáles están manteniendo estas conductas desadaptativas.
Durante esta fase de la intervención, especialmente, se busca crear un espacio seguro, en donde el adolescente sienta que la consulta es un lugar donde poder hablar y expresar su malestar sin ser juzgado.
La evaluación y formulación permite ayudar al adolescente y a la familia a entender lo que le está ocurriendo, poner palabras a su malestar y poder empezar a dar sentido a sus emociones.
Acompañar al adolescente en el trabajo de los problemas emocionales detrás de las conductas desadaptativas.
En esta parte de la terapia se trabaja con el adolescente para que aprenda a:
1. Identificar cuáles son los sentimientos que surgen las situaciones que desencadenan conflictos o conductas disruptivas, poder nombrarlos y comprenderlos.
2. Estrategias para de regulación emocional: desactivación fisiológica, afrontar pensamientos desagradables, tomar acciones dirigidas a lo que necesita.
3. Desarrollo de habilidades de expresión emocional: el adolescente aprende a expresar de una manera asertiva sus emociones, en especial, el enfado, así como a resolver conflictos de una manera firme pero respetuosa.
4. Trabajo con la autoestima y la identidad: se ayuda al adolescente a poder aprender a valorarse más allá del rendimiento, el éxito o la aprobación externa.
Acompañamiento a las familias
En Kommit Psicología Montecarmelo sabemos que el entorno familiar es clave Por eso, también trabajamos con los padres para ayudarles a:
1) Comprender mejor qué le ocurre a su hijo o hija.
2) Mejorar la comunicación y el clima emocional en casa, sabiendo cómo manejar conflictos con el adolescente.
3) Aprender a acompañar sin que los adolescentes se sientan presionados o sobreprotegidos.
El trabajo conjunto entre adolescente, familia y terapeuta es lo que permite que los cambios se consoliden y la recuperación sea duradera.